• Limpieza adecuada

La limpieza es uno de los pasos más ignorados a la hora de pintar porque suele ser lo más engorroso, pero sin ella, no se puede recubrir ni pintar nada. Al realizar una limpieza incorrecta, se empezarán a observar burbujas y desprendimiento en el área donde se aplicó la pintura. Cada recubrimiento tiene su propio requerimiento de limpieza, pero como mínimo se deberá lijar y remover cualquier rastro de grasa, polvo, y/o aceite. En algunos casos se requiere un desbaste más intenso dependiendo del recubrimiento a aplicar y el efecto final que se desee obtener. Para que la pintura sea más resistente y duradera es indispensable que se realicen correctamente los pasos previos de limpiezas.

• La pintura debe ser adecuada para el espacio que desea pintar

Es una realidad que lo barato sale caro, y en cuestiones de recubrimientos, no es una excepción. La pintura que se elija debe ser pensada de acuerdo al uso que tendrá el espacio que se pintará. No es igual la pintura de un interior con tráfico ligero que la de un espacio exterior con tráfico constante (estacionamiento, parque, depósitos, etc. ). Al comprar una pintura, se debe consultar cuál es la más adecuada. Cada necesidad tiene una pintura que la puede resolver, no se puede pretender que un mismo producto sirva para todo los espacios. Eligiendo la pintura adecuada, se ahorrará tiempo, esfuerzos y dinero.

• Reparar grietas y agujeros

Hay que recordar, que el recubrimiento es un acabado estético que forma parte de un sistema, no es un método de reparación. Si una de sus superficies presenta grietas, la pintura no evitará que se vuelvan a presentar por lo que es necesario que se reparen antes de aplicar cualquier recubrimiento. Se recomienda hacer la reparación con material epóxico autonivelante y un sellador según el uso al que estará expuesto.

• Preparación y capas de pinturas

Cada pintura tiene su recomendación de cómo preparar para cada superficie, que elementos se recomiendan usar para pintar y cuántas capas se deben aplicar. Un error muy común a la hora de pintar es considerar que si se ve bien ya está bien. Muchas veces utilizamos la pintura pura porque pensamos así cubrirá mejor, sin embargo, las mayorías de las pinturas necesitan ser diluidas. Si la pintura que vamos a utilizar recomienda algún tipo de preparación, debemos seguir la indicación porque la correcta aplicación asegura la vida útil y la calidad de la pintura. Sucede lo mismo a la hora de aplicar capas, un trabajo de pintura no resulta de la misma manera, ni se ve de la misma forma, cuando aplicamos las capas de pintura recomendadas o necesarias.