
Una gran cantidad de empresas trabajan con el objetivo de convertir la basura doméstica en combustibles de bajas emisiones para aviones, trenes y camiones: el biometanol.
De todos los tipos de biocombustibles existentes, uno de los que ofrece más posibilidades por su enorme versatilidad es el biogás, un gas de origen renovable que se puede usar en diferentes sectores. Por ejemplo, se utiliza en la industria como combustible y para producir electricidad y también tiene usos domésticos y en movilidad. Las aplicaciones más interesantes se consiguen cuando el biogás se somete a procesos de purificación o uprading y se transforma en biometano, un gas químicamente equivalente al gas natural que se puede inyectar en la red de distribución de este combustible para utilizarlo en calefacciones y cocinas, o se puede comprimir o licuar para usarlo en el transporte.
3 pasos para entender cómo se consigue el biometanol
- Reciclar. De toda la basura que se recoge, para producir el biometano se seleccionan los residuos orgánicos. Ésta será la materia prima que se convertirá en biocombustible.
- Transformar. Una vez seleccionados los residuos orgánicos, comienza el proceso de transformación. Se introducen en unos digestores anaeróbicos de 26 metros de altura, con una capacidad individual de 4.500 m3. Dentro del digestor no hay oxígeno, por lo que empieza un proceso de descomposición que genera unos gases. Después de unos 30 días, se consigue biogás con un 65% de metano.
- Refinar y comprimir. En este momento se tiene una mezcla de metano y dióxido de carbono, pero necesita refinarse para lograr un biometano de calidad óptimo para los automóviles. Tras esta fase de refinado, el gas pasa a comprimirse y almacenarse. El biometano ya está listo para el uso directo en cualquier vehículo que funcione a gas.